“Instrúyanse, porque necesitaremos toda nuestra inteligencia. Conmuévanse porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo. Organícense, porque necesitaremos toda nuestra fuerza.” A.Gramsci.

Los desafíos de los revolucionarios del siglo 21

martes, 12 de enero de 2010



Por Patricio Echegaray, secretario general del PCA)



"El socialismo es la única alternativa real para el futuro de la humanidad², sentenció la declaración final del encuentro en la India, que instó además a incrementar la lucha contra el sistema capitalista. Patricio Echegaray que participó de esta reunión de tres días desarrollada a fines de noviembre, destaca en esta nota la importancia de los debates, intercambios y resoluciones en Nueva Delhi.



Me propongo llamar la atención sobre la importancia en sí que tienen estos encuentros. Se inscriben en el desarrollo de una voluntad nueva, surgida primero en algunos partidos comunistas, que se extiende y alcanza a 110 partidos de 87 países, con respecto a la necesidad de superar lo que hoy de manera bastante extendida se considera uno de los problemas serios del movimiento comunista internacional, que fue la desarticulación de la tercera internacional.
Como se sabe la Primera Internacional fue fundada por Marx y Engels, la Segunda por Engels y la Tercera es cuando ya la cabeza del movimiento comunista es Lenin.


Esta es la que se desarmó en 1943. Es necesario estudiar tanto la historia de los debates y las luchas de las tres internacionales, particularmente de la tercera, y también repasar los argumentos que fundamentaron su desarticulación. En general son argumentos que transitan un camino de exaltación del grado de madurez alcanzado por los distintos destacamentos del movimiento comunista, la necesidad de su más completa autonomía, ante lo cual el papel de la internacional devenía superfluo.


Se pensaba que efectivamente los papeles de conducción y supervisión de la internacional respecto a los distintos partidos era una metodología que tendía a ser obsoleta.


Este enfoque, que puede ser considerado razonable, arrasó también, en este caso de una manera irrazonable, con buena parte de los necesarios debates sobre la coordinación y la suma de esfuerzos de los diferentes movimientos y partidos para enfrentar las políticas progresivamente más globalizadas del capitalismo.
La idea de que ese internacionalismo se iba a expresar en contactos particulares de cada partido con el Partido Comunista de la Unión Soviética, evidentemente no fue feliz.


La aparición de la Revolución Cubana y la gran iniciativa de la Olas pudieron haber revivido la voluntad de coordinar internacionalmente frente al enemigo común. Entendemos que no pudo avanzar todo lo que hubiera sido deseable porque sectores importantes del movimiento estaban ya ganados por una visión reduccionista respecto a las exigencias del internacionalismo.


Es meritorio que una década después de la derrota sufrida por el proceso revolucionario a manos de la contrarrevolución conservadora, un grupo de partidos, a los que hay que reconocerles un rol determinante hayan impulsado este proceso de recuperación de la coordinación a nivel internacional de los destacamentos comunistas y obreros, en momentos en que el avance de la globalización exige como nunca la coordinación del conflicto de clases contra del enemigo de la humanidad.


Estas reuniones por lo tanto, son imprescindibles para abrir una nueva etapa de la lucha revolucionaria a escala mundial. Sin duda, a partir del comienzo de la nueva crisis capitalista mundial, estas reuniones se han hecho mucho más importantes habida cuenta que la crisis capitalista no solo genera enormes dramas humanos y peligros de nuevas agresiones y horizontes de barbarie para la humanidad, sino también los desarrollos en dirección al fascismo y a la guerra y abrir camino a profundas transformaciones de carácter progresista y revolucionario, en suma de una nueva etapa de lucha por el socialismo.


Es real la posibilidad de relegitimar los planteos de superación del capitalismo por una propuesta comunista que se apoye en una transición socialista culturalmente mas adelantada que la que hemos intentado en el siglo veinte.


Así las cosas, pueden trazarse algunas de las exigencias principales que tendría la articulación de los comunistas.


En primer lugar impulsar y coordinar la lucha de los trabajadores y de todas las capas y sectores sociales oprimidos por la explotación capitalista, estimular la lucha contra la guerra, agresión y el saqueo promovidos por el imperialismo y su potencia hegemónica los Estados Unidos. Es decir, hay un primer aspecto basado en la solidaridad, en el aporte a la coordinación de la solidaridad y la lucha de los pueblos.


Hemos puesto una atención especial en la reunión en explicar la situación de América Latina, la contradicción restauración o profundización, el hecho de que va a necesitar de una solidaridad especial y hemos valorado como contenido y como método la reunión de los partidos comunistas realizada en Damasco, Siria, para discutir la solidaridad con los pueblos del Medio Oriente, en particular con el pueblo palestino en su lucha contra el Estado sionista de Israel respaldado por el imperio norteamericano.


Hay un segundo plano que es coordinar esfuerzos para enfrentar la necesaria lucha teórica para profundizar la crítica al capitalismo en su etapa de senilidad, tarea que corresponde a los marxistas del siglo veintiuno. Al mismo tiempo, partiendo de reafirmar el enfoque básico del socialismo como la sociedad que apunta a superar la contradicción capitalista principal de producción social y apropiación individual, una nueva etapa de lucha por este ideal requiere perfeccionar la definición de algunos de sus paradigmas. En primer lugar, ubicarlo mucho más como transición que como meta, luego, la necesidad de aprovechar la experiencia democrática realizada en el siglo veinte como un aporte a las transiciones socialistas, profundizar el concepto de poder popular en su relación con la dictadura del proletariado, debatir si estatización y economía planificada definen por sí mismas el carácter socialista de una sociedad. Debatir si, siendo el socialismo un proceso de transición al comunismo, pueden seguir coexistiendo distintos tipos de propiedad en pro de un mayor desarrollo de las fuerzas productivas, debatir si se trata en esta etapa de transición de abolir el mercado o modularlo mediante el poder popular. Por supuesto son solo algunos de los desafíos, pero alcanzan para decir que tenemos por delante un horizonte de exigencia teóricas desafiante y al mismo tiempo entusiasmante.


Y hay una tercera tarea, que es la de articular a todos los partidos comunistas y obreros, comprendiendo que los principios de nuestra lucha son compartidos hoy por una izquierda mucho más amplia y diversa y que los comunistas tenemos que tratar de conformar en cada país movimientos frentistas amplios y profundos que conjuguen estos diversos afluentes de desafío al imperio y al capital.


Un desafío de esta reunión era no retroceder, no perder enjundia en la caracterización de la crisis, no dejarse llevar por los cantos de sirena de los gurues imperialistas que tratan de presentar la crisis como una excrecencia corrupta del capitalismo malo que puede ser desechado y mucho menos caer en la trampa de los que plantean el final de la crisis cuando todos los días aparecen datos esenciales, no solo en cuanto a la explosión de nuevas burbujas y nuevos derrumbes de bolsas, sino al crecimiento de la desocupación que ya ha cobrado cien millones de víctimas en el planeta.


Podemos decir entonces que esta reunión ha cumplido con su expectativa, que ha sido un momento muy importante y un dato final, pero de gran trascendencia, es decir que se acordaron las pautas para la próxima reunión que tendrá lugar en 2010 en Sudáfrica.




Resoluciones de la Reunión Mundial


Participaron 83 participantes de 57 partidos comunistas y obreros de 47 países.


El encuentro adoptó en forma unánime la Declaración de Delhi. Y se decidió aceptar el pedido del Partido de los Trabajadores de Bangladesh. El 12º encuentro internacional tendrá lugar en el continente africano, organizado por el Partido Comunista de Sudáfrica. El grupo de trabajo se reunirá a esos efectos.


El encuentro decidió concretar acciones para ser llevadas a cabo en todos los países y coordinadas globalmente en los siguientes temas:


1. Contra la Otan y su renovada agresividad militar, su expansión global y contra las bases militares extranjeras.


2. Tomar el 29 de noviembre como día de solidaridad con las luchas palestinas, tal como lo decidiera el encuentro extraordinario de Damasco en setiembre de 2009.


3. Tomar el año 2010 como el del 65º aniversario de la derrota del fascismo.


4. Fortalecer las movilizaciones populares en defensa de los derechos de los trabajadores en coordinación con sus centrales.


5. Intensificar la solidaridad internacional para la liberación de los Cinco Cubanos.


6. Fortalecer los movimientos populares, forzando a los gobiernos en los respectivos países, con la exigencia de políticas que respeten el derecho al trabajo en coordinación con las organizaciones juveniles.



Declaración final del 11º Encuentro de Partidos Comunistas y Obreros


Este encuentro realizado en Nueva Delhi, India, del 20 al 22 de noviembre de 2009, para discutir sobre «La crisis capitalista internacional, la lucha de los trabajadores y de los pueblos, las alternativas y el papel de los comunistas y de los movimientos de la clase obrera:

Reafirma que la recesión global actual es una crisis sistémica del capitalismo, que demuestra sus límites históricos y la necesidad de su superación revolucionaria. Demuestra el agravamiento de la contradicción principal del capitalismo entre la naturaleza social de la producción y la apropiación capitalista individual. Los representantes políticos del capital tratan de ocultar esta contradicción irresoluble entre el capital y el trabajo, que está en la base de la crisis. Esta crisis intensifica las rivalidades entre las potencias imperialistas que, juntamente con las instituciones internacionales, el FMI, el Banco Mundial, la OMC, entre otras, están implementando sus ³soluciones² con vistas esencialmente a intensificar la explotación capitalista. ³Soluciones² militares y políticas que busca agresiva y globalmente el imperialismo.


La Otan esta promoviendo una nueva estrategia agresiva. Los sistemas políticos son cada vez más reaccionarios, cercenando las libertades democráticas y los derechos civiles, sindicales, etcétera. Esta crisis es la profundización aun mayor de la corrupción estructural del capitalismo que se está institucionalizando.


Reafirma que la crisis actual, probablemente, la más aguda y abarcativa desde la Gran Depresión de 1929, no dejó sin tocar campo alguno. Centenares de miles de fábricas se están cerrando. Las economías agraria y rural están en riesgo, intensificando la miseria y la pobreza de millones de agricultores y trabajadores rurales en el ámbito mundial. Millones de personas perdieron sus empleos y sus casas. El desempleo está creciendo a niveles sin precedentes y hay una previsión oficial que llega a los cincuenta millones de desocupados. Las desigualdades aumentan en todo el mundo -los ricos son más ricos y los pobres, más pobres. Más de mil millones de personas, o sea, un sexto de la humanidad pasa hambre. Jóvenes, mujeres e inmigrantes son las primeras víctimas.


De acuerdo con su naturaleza de clase, la respuesta de los respectivos gobiernos capitalistas para superar esta crisis no consigue solucionar estas preocupaciones básicas. Todos los gestores del capitalismo, neoliberales o socialdemócratas, que hasta entonces condenaban al Estado, lo utilizan ahora para rescatarlos, evidenciando así el hecho básico de que el Estado capitalista siempre ha defendido y ampliado el camino para la superganancia. Aunque los costos de los paquetes económicos para salvar la situación corren a costa de los pueblos, algunos sin embargo siguen siendo los más beneficiados. Las medidas anunciadas tienen el objetivo de, en un primer momento, socorrer y despues ampliar aun más las ganancias. Bancos y corporaciones financieras ya han vuelto a los negocios y el lucro. El creciente desempleo y la caída de los salarios reales constituyen una carga para las clases trabajadoras que garantizan los paquetes de ayuda a las grandes corporaciones


Tiene conciencia de que esta crisis no es una aberración basada en la ganancia de algunos o la falta de mecanismos regulatorios eficaces. La maximización de la ganancia, razón de ser del capitalismo, amplió considerablemente las desigualdades económicas entre los países e internamente en las naciones en esas décadas de Œglobalización¹. La consecuencia natural fue la disminución del poder adquisitivo de la vasta mayoría de la población mundial. La crisis actual es, por lo tanto, una crisis sistémica. Esto confirma una vez más el análisis marxista de que el sistema capitalista es en sí mismo un propagador de crisis.

El capital, en su búsqueda de ganancias, atraviesa fronteras y atropella cualquier cosa que encuentra enfrente. En ese proceso se intensifica la explotación de la clase obrera y de otras capas de las clases trabajadoras, imponiendo dificultades cada vez mayores. El capitalismo de hecho exige la mantención de un ejército de trabajo de reserva. La liberación de tal barbarie capitalista apenas puede suceder con el establecimiento de una real alternativa, el socialismo.

Esto exige el fortalecimiento de medidas antimperialistas y de las luchas contra los monopolios. Así, nuestra lucha por una alternativa es la lucha contra el sistema capitalista. Nuestra lucha por una alternativa es, en verdad, por un sistema donde no haya explotación del pueblo por el pueblo y de la nación por la nación. Es una lucha por otro mundo, más justo, un mundo socialista.
Consciente del hecho de que las potencias imperialistas dominanantes buscan sus caminos para salir de la crisis, poniendo la mayor carga sobre los trabajadores, tratando de dominar los mercados de países con nivel medio y bajo de desarrollo capitalista, comúnmente llamados países en desarrollo. Esa tentativa imperialista trata primeramente de involucrar a la OMC, por medio de La Ronda de Doha de negociaciones comerciales, lo que refleja la desigualdad de los acuerdos económicos a costa de los pueblos de esos países, particularmente con referencia a las normas agrícolas y el acceso a mercados no agrícolas.


En segundo lugar, el capitalismo, que es ante todo el principal responsable por la destrucción del medio ambiente, está tratando de transferir toda la carga de preservar al planeta del cambio climático, que él mismo causó, sobre los hombros de la clase obrera y de los trabajadores. La propuesta de reestructuración del capitalismo en nombre del cambio climático tiene poca relación con la protección del ambiente. Las corporaciones inspiran ³desarrollo y economía verdes² para utilizar consignas con la finalidad de imponer nuevas reglamentaciones de los monopolios, que apoyan la maximización de la ganancia e imponen nuevas dificultades a los pueblos. Por lo tanto, la maximización de la ganancia bajo el capitalismo no es compatible con la protección del ambiente ni de los pueblos.


Observa que la única manera de salir para las clases trabajadoras y la población común de esta crisis capitalista es intensificar la lucha contra el dominio del capital. Es la experiencia de la clase trabajadora que, cuando moviliza su fuerza y resiste estas tentativas puede ser seguida en la lucha por la protección de sus derechos. Protestas masivas en los lugares de trabajo, ocupaciones de fábricas y la militancia de la clase obrera vienen forzando a las clases dominantes a considerar las demandas de los trabajadores.


América Latina, actual escenario de movilizaciones populares y acciones colectivas de los trabajadores, mostró cómo los derechos pueden ser protegidos y la victoria alcanzada por medio de la lucha. En estos tiempos de crisis, una vez más la clase obrera está profundamente descontenta. Muchos países han visto el testimonio de grandes acciones de la clase obrera por mejores condiciones. Esas acciones necesitan ser reforzadas mediante la movilización de la gran masa popular que padece, no solo para el alivio inmediato, sino para una solución de largo plazo para su situación.


El imperialismo, impulsado por la caída de la Unión Soviética y por las conquistas del periodo anterior a esta crisis, violó de manera sin precedentes los derechos de la clase obrera y de los pueblos, juntamente con una feroz propaganda anticomunista, no solo individualmente en los países, sino también globalmente en foros interestatales (en la Unión Europea, en la Osce, en el Consejo Europeo). Entretanto, cuanto más intentan, más las realizaciones y contribuciones del socialismo para definir los contornos de la civilización moderna permanecen indelebles. En confrontación con esos ataques implacables, nuestras luchas vienen teniendo hasta ahora un carácter defensivo, una lucha para proteger los derechos conquistados anteriormente. La coyuntura actual garantiza el lanzamiento de una ofensiva, no solo para la protección de nuestros derechos, sino también para conquistar nuevos. No para ganar algunos pocos derechos, sino para el desmantelamiento de todo el poder capitalista -para una embestida sobre las leyes del capital, para una política alternativa- el socialismo.


Resuelve que, en estas condiciones, los partidos comunistas y obreros deben trabajar activamente para reunir y movilizar el mayor número posible de fuerzas populares en la lucha por un empleo estable en tiempo integral, salud exclusivamente pública y gratuita para todos, educación y asistencia social, contra la desigualdad entre los géneros y el racismo y para la protección de los derechos de todas las capas de las clases trabajadoras, incluyendo a los jóvenes, las mujeres, los trabajadores migrantes y las minorías étnicas y nacionales.
Convoca a los Partidos Comunistas y Obreros a realizar esta tarea en sus respectivos países y lanzar grandes luchas por los derechos de los pueblos y contra el sistema capitalista.


Aunque el sistema capitalista sea en sí mismo sea un estimulador de crisis, no colapsa automáticamente. La ausencia de un contraataque comunista engendra el riesgo del aumento de las fuerzas reaccionarias. Las clases dominantes echan mano a todo lo que pueden y lo que no pueden para impedir el crecimiento de los partidos comunistas y obreros, con vistas a la defensa de su ³status quo². La socialdemocracia continua desparramando ilusiones sobre el carácter real del capitalismo, con consignas como ³la humanización del capitalismo², ³su regulación², ³la gobernanza global², etcétera. Lo que de hecho apoya la estrategia del capital para la negación de la lucha de clases y refuerza la búsqueda de implementación de políticas antipopulares. Ningún tipo de reforma puede eliminar la explotación capitalista. El capitalismo necesita ser derribado, lo que exige la intensificación de la lucha política e ideológica de la clase obrera por medio de las luchas populares.


Se propagan todo tipo de teorías como ³no hay alternativa² a la globalización imperialista. Contra ellas, nuestra respuesta es ³el socialismo es la alternativa².


Nosotros, los partidos comunistas y obreros de todos los puntos del globo, representando los intereses de la clase obrera y de todos los demás sectores del arduo trabajo de la sociedad (la gran mayoría de la población mundial), destacamos el papel insustituible de los partidos comunistas y apelamos a las capas populares a que se nos unan para el fortalecimiento de las luchas a fin de declarar que el socialismo es la única alternativa real para el futuro de la humanidad y que el futuro es nuestro».

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