Marx y Lenin: Revolucionarios integrales
miércoles, 25 de abril de 2012
Toda organización clasista pone gran empeño, entre otras cosas, en la formación
del revolucionario integral: es el hombre y la mujer de ciencia, de combate, con
vinculación estrecha a las masas, disciplinado y con una elevada moral y mística
comunista, en cuyo seno debe darse una síntesis dialéctica de teoría y práctica
–praxis como conjunto– que le permita cumplir las tareas fundamentales de la
revolución.
Para los y las comunistas –y para las y los revolucionarios consecuentes–, dos grandes figuras nos sirven de referencia y ejemplo para lo anterior: Carlos Marx y Vladimir Ilich Lenin, cuyos aniversarios de nacimiento se celebrarán a comienzos de mayo y a finales de abril, respectivamente.
Sobre Carlos Marx (5 de mayo de 1818) tenemos los grandiosos escritos de su camarada de luchas Federico Engels (Carlos Marx, 1877; y Discurso ante la tumba de Carlos Marx, 1883) y el de V. I. Lenin (Carlos Marx, breve esbozo biográfico, 1914), ambos realzan que Marx era “ante todo, un revolucionario”, por su lucha constante por el derrocamiento de la sociedad capitalista; por cooperar en la organización, incluso internacional, de la clase obrera; por su carácter de agitador y propagandista, como impulsor de folletos, periódicos y revistas clasistas que sacudían la conciencia de las masas proletarias y causaban la furibunda respuesta de la burguesía y reformistas.
El Marx de ciencia, “…el hombre que dio por vez primera una base científica al socialismo”, permitió a la clase obrera y al mundo conocer el real “motor de la historia”: la lucha de clases; y develó la relación objetiva entre el capital y el trabajo, cubierta hasta entonces de la telaraña idealista propia de la ideología burguesa y pequeñoburguesa. Como consecuencia, expuso el mecanismo sobre el que se monta el capitalismo como roca penitencial sobre los hombros de la clase obrera, y su principal herramienta de reproducción: la plusvalía. Le otorgó a sus trabajos –llenos de filosofía, economía, matemática, política, etc.– la fuerza y sencillez necesaria para servir como equipamiento de lucha para el proletariado, colocando al conocimiento al servicio del pueblo.
En cuanto a V.I. Lenin (22 de abril de 1870) contamos con una vasta bibliografía sobre su vida. Desde muy joven estuvo involucrado con los movimientos revolucionarios de su época, acérrimos enemigos del zarismo ruso. Debido a ello, fue enviado al exilio a Siberia (1897) donde comienza su estudio sistemático y disciplinado de las obras de Marx y Engels, y a producir importantes tesis y propuestas sobre varios temas de la vida revolucionaria del momento. Este trabajo permitió enriquecer la teoría científica revolucionaria, desde la política y la economía, más allá de las fronteras rusas y su momento histórico concreto.
Organizador del Partido de Nuevo Tipo, tras su preocupación de que la clase obrera debía contar con un instrumento de lucha propio, basado en la ideología comunista y no mimetizado en otros partidos socialdemócratas –por más “democráticos” o “masivos” que resultaren estos últimos–, que asumiera la disciplina proletaria, aprovechara el carácter colectivo y organizado de su actividad diaria, y les condujera hacia la toma del Poder. Agitador, propagandista (fundador de los históricos periódicos Iskra y Pravda), planificador y conspirador. Conductor de la más importante revolución obrera del siglo XX: la revolución bolchevique; y máximo dirigente del primer y más grande Estado de Obreros y Campesinos: el Estado Soviético.
Ambos camaradas nos enseñan, a través de su praxis y legado, que abonar el camino para la revolución socialista, y el momento posterior al triunfo de la clase obrera dirigiendo sus propios destinos, no sólo necesita de cuadros comprometidos con las y los trabajadores, compañeros con buenas intenciones, con una elevada sensibilidad social, sino también de una teoría científica para comprender correctamente las contradicciones objetivas de la lucha de clases, y ubicar la senda correcta por la que habrán de resonar los pasos del pueblo trabajador. No es un Marx científico el que concibió la teoría para luego aplicarla, tampoco fue el Lenin agitador el que hizo teoría a partir de su experiencia. Fueron unos cuadros revolucionarios, quienes utilizaron la dialéctica y el materialismo histórico para poder avanzar, y en algunos momentos retroceder tácticamente, en la incansable lucha por derrocar a la burguesía y al capitalismo.
Marx y Lenin, unos “fantasmas” que gozan de buena salud, viven entonces en la acción rebelde y científica del movimiento revolucionario clasista en general, los Partidos Comunistas y obreros, y fundamentalmente, la clase obrera. No es en retratos petrificados, en banderas, tapas de libros, chapas, afiches o franelas, como le haremos homenaje a estos revolucionarios integrales, sino cumpliendo con la elevada misión del momento histórico: construir Poder Popular, junto a la Clase Obrera, para la toma del Poder.
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